“POTESTAD”
de Eduardo Pavlovsky ( obra estrenada en 1985 bajo la dirección de Norman Briski)
Teatro: Centro Cultural de la Cooperación Corrientes 1543
Funciones: viernes 21:30hs (por doce únicas funciones)
Dirección: Norman Briski
Elenco: Eduardo “tato” Pavlovsky y Susy Evans
Etimología de la palabra potestad viene del latín “potestas”: que significa poder, dominio, facultad o jurisdicción sobre algo o alguien.
Potestad es el relato y corporización de los estados emocionales y físicos de un médico al borde de la alienación. Se trata de un apropiador que en épocas de la dictadura militar, certificó la masacre de los padres de una niña que luego pasó a ser su hija. Este hombre relata en el cuerpo el dolor profundo de la separación y la pérdida de la que hasta ahora sintió, formó y amó como suya, al ser recuperada por su familia biológica.
Potestad sitúa la mirada en la otra cara posible de un pasado reciente, con una ambientación despojada, sólo dos sillas, Eduardo Tato Pavlovsky atraviesa en una primera parte a un ser desagarrado, con un relato minucioso de la convivencia y los hechos.
Un grito ancestral que sacude el ámbito del lugar, una especie de cacheo contra la pared, evidencia la transformación de este personaje pasando a una segunda parte donde se incorpora la actriz Susy Evans. Y es aquí donde deja al descubierto el límite que lo separa de la razón, esa delgada línea que comparte con su mujer, a la que confunde con su amiga Tita, que casi no habla, pacientemente escucha una y otra vez la repetición de lo sucedido.
Esta obra nos deja una propuesta fuerte, intensa, un teatro diferente donde las palabras cobran una dimensión impensada y se resignifican en la expresión corporal de los actores.
Teatro: Centro Cultural de la Cooperación Corrientes 1543
Funciones: viernes 21:30hs (por doce únicas funciones)
Dirección: Norman Briski
Elenco: Eduardo “tato” Pavlovsky y Susy Evans
Etimología de la palabra potestad viene del latín “potestas”: que significa poder, dominio, facultad o jurisdicción sobre algo o alguien.
Potestad es el relato y corporización de los estados emocionales y físicos de un médico al borde de la alienación. Se trata de un apropiador que en épocas de la dictadura militar, certificó la masacre de los padres de una niña que luego pasó a ser su hija. Este hombre relata en el cuerpo el dolor profundo de la separación y la pérdida de la que hasta ahora sintió, formó y amó como suya, al ser recuperada por su familia biológica.
Potestad sitúa la mirada en la otra cara posible de un pasado reciente, con una ambientación despojada, sólo dos sillas, Eduardo Tato Pavlovsky atraviesa en una primera parte a un ser desagarrado, con un relato minucioso de la convivencia y los hechos.
Un grito ancestral que sacude el ámbito del lugar, una especie de cacheo contra la pared, evidencia la transformación de este personaje pasando a una segunda parte donde se incorpora la actriz Susy Evans. Y es aquí donde deja al descubierto el límite que lo separa de la razón, esa delgada línea que comparte con su mujer, a la que confunde con su amiga Tita, que casi no habla, pacientemente escucha una y otra vez la repetición de lo sucedido.
Esta obra nos deja una propuesta fuerte, intensa, un teatro diferente donde las palabras cobran una dimensión impensada y se resignifican en la expresión corporal de los actores.
MUY BUENA
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