Buenos Aires.
Todo lo que es complicado nos conviene.
Lo que es simple, no.
Resumen:
Gwyn, un galés, arriba a Buenos Aires en donde se aloja en un departamento compartido en donde encuentra a un profesor desocupado, una agente inmobiliaria, y una pintora en vías de fracaso. El profesor trata de explicar un raro e imposible plan para vender a la NASA un sistema para producir agua potable a partir del agua de mar intentando hacer partícipes a la agente inmobiliaria y a la pintora en él. El plan es complicado y ridículo, explicado en detalle por el profesor se torna aún más oscuro y enmarañado. Mientras tanto, Gwyn observa entre atónito y desconcertado el excéntrico trío ellos siguen con su debate que es debacle de palabras inconexas y desconcertantes. Es allí que una voz en off (es la de Gwyn) dice: “Yo no creo en el infierno. Pero sin embargo estoy aquí”. Las palabras producen hilaridad en el público. (Perdonadlos, no saben lo que hacen).
Gwyn no maneja el español y todo lo expresa en su inglés. El profesor, un típico “chanta” argentino (a la enésima potencia) gárrulo, charlatán, embustero y exagerado intenta comunicarse con el galés en un “span-english” que mueve a risa. La agente es hábil en el idioma pero la pintora lo es aún más así que ella será su principal interlocutora.
Al tiempo que transcurre la obra todo se hace más complicado, apareciendo a cada momento conflictos que no se resuelven. La casa no es propia, se alquiló en forma irregular a espaldas de los herederos de una sucesión; así que, sobre la agente inmobiliaria pesa la incertidumbre de ser descubierta, la pintora no puede vender sus cuadros, mientras que el profesor no logra empleo ni tampoco hacer caer a la NASA en su plan.
Falta dinero. Gwyn lo provee; tiene libras ahorradas y además logra ganar más haciendo trabajos de plomería que la agente inmobiliaria le acerca.
El desconcierto, la estupidez y la complejidad crecen a medida que transcurre la obra. No es fácil entender ni tampoco saber qué es lo que realmente se está viendo, mientras tanto la voz en off de Gwyn que nos va guiando (siempre en inglés) y de a poco va corriendo el velo de una tan simple como fatal realidad que todavía no se vislumbra del todo.
El final es contundente, en tanto devela la realidad cruel y atroz en que se debate el alma y el inconsciente de Gwyn.
Impresiones sobre la obra.
Decimos que “Buenos Aires” (y con razón) es cruel, feroz y bestial para quien está enfermo de lucidez, ante esa realidad la salida es la estupidez (fingida o natural) la que nos puede proveer algún reparo. Escribía Freud en El malestar en la cultura “Para ser feliz. Hay que hacerse el estúpido o simplemente serlo”. Muchas veces la risa es un recurso al que echamos mano para ahogar el llanto mientras que los sueños nos proveen un mundo que aunque complejo y enmarañado que nos conviene porque la vigilia nos remite a una realidad infernal y es allí que se entiende la frase de Gwyn “Yo no creo en el infierno. Pero sin embargo estoy aquí”.
La micropoética de “Buenos Aires” es similar a la de “Lúcido” del mismo Spregelburg. Cuatro actores: dos femeninos, dos masculinos, lo que se representa es un sueño, el soñante se devela en la última escena del último acto, la fatalidad en la que está inscripto también. La muerte de niños es el centro del drama. Y pese a todo la obra transcurre entre situaciones desopilantes que mueven continuamente la hilaridad del público. Perdonadlos, no saben lo que hacen. Por fortuna o desgracia siempre llega el fin, y con ello el juicio que nos investirá de una súbita seriedad.
Advertencias sobre la obra.
“Buenos Aires” como toda obra de Spregelburd es una obra que está inscripta dentro del teatro OFF. No es fácil de interpretar, no es liviana, mientras permite interpretaciones varias y sobre todo trabaja el acontecimiento de un modo particular y muy elaborado.
Si bien los diálogos están en español, el guión de Gwyn se dice en inglés, los textos proyectados en la pared en español ayudan pero el conocimiento del inglés ayuda aún más. Así es que si se comprende inglés la obra se aprovechará más.
Hay que estar atento y no perderse detalle alguno a la última escena en donde hay una vorágine de textos que se presentan al mismo tiempo (diálogos, voz en off, texto proyectado en pantalla) al tanto que hay detalles actanciales que el espectador no debería perderse para comprender la obra (el vaso que rebalsa, la súbita huída de tres de los personajes, la cara de espanto de Gwyn).
Sobre el autor y director de la obra.
Rafael Spregelburd es un actor, director y dramaturgo argentino contemporáneo. Ha obtenido decenas de premios; entre ellos cuentan: Premio Nacional de Dramaturgia, Secretaría de Cultura de la Nación. Premio Teatro del Mundo, Universidad de Buenos Aires. Premio Argentores. Premio del Fondo Nacional de las Artes. Premio María Guerrero. Premio Trinidad Guevara. Premio Tirso de Molina. Premio Konex al Mérito. Premio "Casa de las Américas" y otros más.
Sus obras fueron traducidas al inglés, alemán, francés, italiano, portugués, checo, neerlandés y sueco.
Sin duda Rafael Spregelburd es uno de los más destacados teatreros contemporáneos.
Ficha:
Buenos Aires
Dramaturgia y dirección: Rafael Spregelburd
Intérpretes: Andrea Garrote, Mónica Raiola, Rafael Spregelburd, Alberto Suárez
Duración: 80 minutos (aproximadamente)
Teatro: La comedia Rodríguez Peña 1062, CAVA.
Funciones: Sábados, 20:30 hs. y domingos 19:00 hs. Reservas al 4815-5665.
Localidades: $ 50,--
Eduardo Gil Michelena
-Agradecemos su invaluable colaboración a nuestro blog-
Todo lo que es complicado nos conviene.
Lo que es simple, no.
Resumen:
Gwyn, un galés, arriba a Buenos Aires en donde se aloja en un departamento compartido en donde encuentra a un profesor desocupado, una agente inmobiliaria, y una pintora en vías de fracaso. El profesor trata de explicar un raro e imposible plan para vender a la NASA un sistema para producir agua potable a partir del agua de mar intentando hacer partícipes a la agente inmobiliaria y a la pintora en él. El plan es complicado y ridículo, explicado en detalle por el profesor se torna aún más oscuro y enmarañado. Mientras tanto, Gwyn observa entre atónito y desconcertado el excéntrico trío ellos siguen con su debate que es debacle de palabras inconexas y desconcertantes. Es allí que una voz en off (es la de Gwyn) dice: “Yo no creo en el infierno. Pero sin embargo estoy aquí”. Las palabras producen hilaridad en el público. (Perdonadlos, no saben lo que hacen).
Gwyn no maneja el español y todo lo expresa en su inglés. El profesor, un típico “chanta” argentino (a la enésima potencia) gárrulo, charlatán, embustero y exagerado intenta comunicarse con el galés en un “span-english” que mueve a risa. La agente es hábil en el idioma pero la pintora lo es aún más así que ella será su principal interlocutora.
Al tiempo que transcurre la obra todo se hace más complicado, apareciendo a cada momento conflictos que no se resuelven. La casa no es propia, se alquiló en forma irregular a espaldas de los herederos de una sucesión; así que, sobre la agente inmobiliaria pesa la incertidumbre de ser descubierta, la pintora no puede vender sus cuadros, mientras que el profesor no logra empleo ni tampoco hacer caer a la NASA en su plan.
Falta dinero. Gwyn lo provee; tiene libras ahorradas y además logra ganar más haciendo trabajos de plomería que la agente inmobiliaria le acerca.
El desconcierto, la estupidez y la complejidad crecen a medida que transcurre la obra. No es fácil entender ni tampoco saber qué es lo que realmente se está viendo, mientras tanto la voz en off de Gwyn que nos va guiando (siempre en inglés) y de a poco va corriendo el velo de una tan simple como fatal realidad que todavía no se vislumbra del todo.
El final es contundente, en tanto devela la realidad cruel y atroz en que se debate el alma y el inconsciente de Gwyn.
Impresiones sobre la obra.
Decimos que “Buenos Aires” (y con razón) es cruel, feroz y bestial para quien está enfermo de lucidez, ante esa realidad la salida es la estupidez (fingida o natural) la que nos puede proveer algún reparo. Escribía Freud en El malestar en la cultura “Para ser feliz. Hay que hacerse el estúpido o simplemente serlo”. Muchas veces la risa es un recurso al que echamos mano para ahogar el llanto mientras que los sueños nos proveen un mundo que aunque complejo y enmarañado que nos conviene porque la vigilia nos remite a una realidad infernal y es allí que se entiende la frase de Gwyn “Yo no creo en el infierno. Pero sin embargo estoy aquí”.
La micropoética de “Buenos Aires” es similar a la de “Lúcido” del mismo Spregelburg. Cuatro actores: dos femeninos, dos masculinos, lo que se representa es un sueño, el soñante se devela en la última escena del último acto, la fatalidad en la que está inscripto también. La muerte de niños es el centro del drama. Y pese a todo la obra transcurre entre situaciones desopilantes que mueven continuamente la hilaridad del público. Perdonadlos, no saben lo que hacen. Por fortuna o desgracia siempre llega el fin, y con ello el juicio que nos investirá de una súbita seriedad.
Advertencias sobre la obra.
“Buenos Aires” como toda obra de Spregelburd es una obra que está inscripta dentro del teatro OFF. No es fácil de interpretar, no es liviana, mientras permite interpretaciones varias y sobre todo trabaja el acontecimiento de un modo particular y muy elaborado.
Si bien los diálogos están en español, el guión de Gwyn se dice en inglés, los textos proyectados en la pared en español ayudan pero el conocimiento del inglés ayuda aún más. Así es que si se comprende inglés la obra se aprovechará más.
Hay que estar atento y no perderse detalle alguno a la última escena en donde hay una vorágine de textos que se presentan al mismo tiempo (diálogos, voz en off, texto proyectado en pantalla) al tanto que hay detalles actanciales que el espectador no debería perderse para comprender la obra (el vaso que rebalsa, la súbita huída de tres de los personajes, la cara de espanto de Gwyn).
Sobre el autor y director de la obra.
Rafael Spregelburd es un actor, director y dramaturgo argentino contemporáneo. Ha obtenido decenas de premios; entre ellos cuentan: Premio Nacional de Dramaturgia, Secretaría de Cultura de la Nación. Premio Teatro del Mundo, Universidad de Buenos Aires. Premio Argentores. Premio del Fondo Nacional de las Artes. Premio María Guerrero. Premio Trinidad Guevara. Premio Tirso de Molina. Premio Konex al Mérito. Premio "Casa de las Américas" y otros más.
Sus obras fueron traducidas al inglés, alemán, francés, italiano, portugués, checo, neerlandés y sueco.
Sin duda Rafael Spregelburd es uno de los más destacados teatreros contemporáneos.
Ficha:
Buenos Aires
Dramaturgia y dirección: Rafael Spregelburd
Intérpretes: Andrea Garrote, Mónica Raiola, Rafael Spregelburd, Alberto Suárez
Duración: 80 minutos (aproximadamente)
Teatro: La comedia Rodríguez Peña 1062, CAVA.
Funciones: Sábados, 20:30 hs. y domingos 19:00 hs. Reservas al 4815-5665.
Localidades: $ 50,--
Eduardo Gil Michelena
-Agradecemos su invaluable colaboración a nuestro blog-
Me re intereso la trama estoy pensando seriamente en ir a verla, ahora que en breve voy a mudarme tener mi alquiler temporario palermo soho voy a poder asistir a todos estos espectaculos
ResponderEliminarHola! Estaba buscando info sobre el hotel Alvear Palace y me encontré con este blog y quería decir q ue me gusto mucho haberlo leido. Gracias por compartir estoo
ResponderEliminarsaludos!