ANTÍGONA VÉLEZ
de Leopoldo Marechal.
Dirección: Pompeyo Audivert
Teatro Nacional Cervantes Libertad 815
Sala María Guerrero.
Funciones: de jueves a sábados 21 h y dgos. 20.30 h
Elenco: Ana Yovino, Villanueva Cosse, Tina Serrano, Masquito Sancineto, Pablo De Nito, Gabriela Ram, Danae Cisneros, Gustavo Saborido, Andrés Mangone, Renata Aiello, Eugenia Grillo, Daniel Kargieman, Federica Presa, Iván Balsa, Fernando Ritucci, Gabriela Blanco, Melina Benitez, Pablo Clerici, Martín Scarfi, Fernando Khabie, Joselo Bella, Susana Brussa, María Subiri y Mirco Messina.
Antígona Vélez, la obra del escritor Leopoldo Marechal, volvió al escenario del Teatro Nacional Cervantes, donde se estrenó por primera vez en 1951, en esa oportunidad bajo la dirección de Enrique Santos Discépolo.
Inspirada en la Antígona de Sófocles que nos habla del deber sagrado de sepultar a los muertos para evitar que las almas vaguen eternamente y sin reposo.
Marechal sitúa la tragedia en la época de la conquista del desierto y las leyes que manejaban los grandes terratenientes en su afán desmedido por dominar territorios.
Adaptando el valor de la vida y la muerte, según se estuviera de un lado o del otro del límite que separaba al aborigen del blanco.
En ese lugar se encuentran los hermanos de Antígona Vélez: Ignacio, que abandonó la casa para unirse al malón y Martín, del otro bando, hasta que una lucha los enfrenta y mueren.
Por disposición del patrón Facundo Galván, que tiene a su cargo la estancia “la postrera” y a la familia Vélez, Martín tendría funerales mientras que el cadáver de Ignacio quedaría librado a los buitres. Decidida a hacer justicia desafiando el orden imperante en la familia y la sociedad, Antígona poseída por extrañas fuerzas se trasforma y atraviesa los misterios de la noche para dar sepultura al hermano tendido del otro lado de los muros. Resigna sentimientos y asume su destino fatal. Impecable puesta y dirección con el original detalle de la escenografía que invade parte de la platea, espacio que conecta con lo desconocido, como la acertada participación de las brujas que asechan y en general trazando una tenue línea donde se confunden lo real y lo imaginario. Todo el conjunto: las buenas actuaciones, vestuario, música en vivo de Mirko Mescia, los coros e iluminación, realzan la contundencia y poética de la dramaturgia de Marechal.
Dirección: Pompeyo Audivert
Teatro Nacional Cervantes Libertad 815
Sala María Guerrero.
Funciones: de jueves a sábados 21 h y dgos. 20.30 h
Elenco: Ana Yovino, Villanueva Cosse, Tina Serrano, Masquito Sancineto, Pablo De Nito, Gabriela Ram, Danae Cisneros, Gustavo Saborido, Andrés Mangone, Renata Aiello, Eugenia Grillo, Daniel Kargieman, Federica Presa, Iván Balsa, Fernando Ritucci, Gabriela Blanco, Melina Benitez, Pablo Clerici, Martín Scarfi, Fernando Khabie, Joselo Bella, Susana Brussa, María Subiri y Mirco Messina.
Antígona Vélez, la obra del escritor Leopoldo Marechal, volvió al escenario del Teatro Nacional Cervantes, donde se estrenó por primera vez en 1951, en esa oportunidad bajo la dirección de Enrique Santos Discépolo.
Inspirada en la Antígona de Sófocles que nos habla del deber sagrado de sepultar a los muertos para evitar que las almas vaguen eternamente y sin reposo.
Marechal sitúa la tragedia en la época de la conquista del desierto y las leyes que manejaban los grandes terratenientes en su afán desmedido por dominar territorios.
Adaptando el valor de la vida y la muerte, según se estuviera de un lado o del otro del límite que separaba al aborigen del blanco.
En ese lugar se encuentran los hermanos de Antígona Vélez: Ignacio, que abandonó la casa para unirse al malón y Martín, del otro bando, hasta que una lucha los enfrenta y mueren.
Por disposición del patrón Facundo Galván, que tiene a su cargo la estancia “la postrera” y a la familia Vélez, Martín tendría funerales mientras que el cadáver de Ignacio quedaría librado a los buitres. Decidida a hacer justicia desafiando el orden imperante en la familia y la sociedad, Antígona poseída por extrañas fuerzas se trasforma y atraviesa los misterios de la noche para dar sepultura al hermano tendido del otro lado de los muros. Resigna sentimientos y asume su destino fatal. Impecable puesta y dirección con el original detalle de la escenografía que invade parte de la platea, espacio que conecta con lo desconocido, como la acertada participación de las brujas que asechan y en general trazando una tenue línea donde se confunden lo real y lo imaginario. Todo el conjunto: las buenas actuaciones, vestuario, música en vivo de Mirko Mescia, los coros e iluminación, realzan la contundencia y poética de la dramaturgia de Marechal.
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