El CORDERO DE OJOS AZULES
de Gonzalo Demaría con dirección de Luciano Cáceres.
Teatro Regio Avenida Córdoba 6056
Elenco: Leonor Manso, Carlos Belloso, Guillermo Berthold
Música original y efectos sonoros: Gerardo Gardelín.
Iluninación: Eli Sirlin
Vestuario: Julio Suárez
Escenografía: Gonzalo Córdoba
Contratenor Matías Rivero y cellista María Eugenia Castro.
Funciones: de jueves a sábados 21 h, dgos. 20 h.
Espectáculo realizado en colaboración con el teatro de Fernán Gómez (Madrid -España)
Cordero de ojos azules nos ubica en el Buenos Aires de 1871, azotada por la fiebre amarilla, captando con crudeza el entorno de esta realidad histórica.
El éxodo de la población, la ignorancia de responsabilizar a los inmigrantes, sobre todo italianos, como causantes de la desgracia por las condiciones inhumanas en que vivían y el contexto socio- cultural de la época.
Refugiados en la catedral se encuentran la canonesa (Leonor Manso) y un pintor (Carlos Belloso), nacido en estas tierras pero que vivió un tiempo en Madrid y volvió por pedido del arzobispo de la ciudad, para plasmar una imagen de Santa Lucía.
Ella, de origen africano lleva la marca de la esclavitud y el abuso, incluso del arzobispo con quién tuvo una hija, cree en los santos y añora la época del restaurador Juan Manuel de Rosas.
Él se siente atormentado por el encierro, la falta de inspiración y seguramente por los prejuicios respecto a su condición de homosexual.
La vigilia prolongada los lleva al delirio. Contrapuntos filosos sobre temas existenciales y en el caso de la canonesa nace el deseo de ser la modelo para retratar a la santa.
El pintor entra en un sopor, ella lo cuida y le exige que cumpla con su tarea, hasta que aparece un personaje misterioso, que no habla, una especie de adonis, que personifica el impulso creador del artista y desea retratarlo como San Sebastián.
Detrás de estos seres desesperados llevados al límite, emergen el tema de la fe, la lucha de clases, la discriminación y el abuso de poder.
La puesta destaca el realismo del texto, con actuaciones intensas que llevan a un desenlace cargado de alegoría; original y significativa escenografía: tres enormes cruces de madera que avanzan hacia la platea, además de distintos elementos de carácter religioso.
Teatro Regio Avenida Córdoba 6056
Elenco: Leonor Manso, Carlos Belloso, Guillermo Berthold
Música original y efectos sonoros: Gerardo Gardelín.
Iluninación: Eli Sirlin
Vestuario: Julio Suárez
Escenografía: Gonzalo Córdoba
Contratenor Matías Rivero y cellista María Eugenia Castro.
Funciones: de jueves a sábados 21 h, dgos. 20 h.
Espectáculo realizado en colaboración con el teatro de Fernán Gómez (Madrid -España)
Cordero de ojos azules nos ubica en el Buenos Aires de 1871, azotada por la fiebre amarilla, captando con crudeza el entorno de esta realidad histórica.
El éxodo de la población, la ignorancia de responsabilizar a los inmigrantes, sobre todo italianos, como causantes de la desgracia por las condiciones inhumanas en que vivían y el contexto socio- cultural de la época.
Refugiados en la catedral se encuentran la canonesa (Leonor Manso) y un pintor (Carlos Belloso), nacido en estas tierras pero que vivió un tiempo en Madrid y volvió por pedido del arzobispo de la ciudad, para plasmar una imagen de Santa Lucía.
Ella, de origen africano lleva la marca de la esclavitud y el abuso, incluso del arzobispo con quién tuvo una hija, cree en los santos y añora la época del restaurador Juan Manuel de Rosas.
Él se siente atormentado por el encierro, la falta de inspiración y seguramente por los prejuicios respecto a su condición de homosexual.
La vigilia prolongada los lleva al delirio. Contrapuntos filosos sobre temas existenciales y en el caso de la canonesa nace el deseo de ser la modelo para retratar a la santa.
El pintor entra en un sopor, ella lo cuida y le exige que cumpla con su tarea, hasta que aparece un personaje misterioso, que no habla, una especie de adonis, que personifica el impulso creador del artista y desea retratarlo como San Sebastián.
Detrás de estos seres desesperados llevados al límite, emergen el tema de la fe, la lucha de clases, la discriminación y el abuso de poder.
La puesta destaca el realismo del texto, con actuaciones intensas que llevan a un desenlace cargado de alegoría; original y significativa escenografía: tres enormes cruces de madera que avanzan hacia la platea, además de distintos elementos de carácter religioso.
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