LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD
, de Mark ST. Germain
Basada en “The Questions of God” de Dr. Armand M. Nicholl, Jr.
Protagonistas: Jorge Suárez (Sigmud Freud), Luis Machín (Clive S. Lewis)
Adaptación y dirección: Daniel Veronese
Diseño de escenografía. Diego Siliano
Diseño de iluminación: Marcelo Cuervo
Realización escenográfica: Nicolás Encina
Diseño de vestuario: Laura Singh
Efectos especiales: Lucas Rodriguez
Teatro Multiteatro Av. Corrientes 1283
Funciones: miércoles, jueves y domingos 20:30 h, viernes 21 h, sábados 20:30 y 22:30 h
L a obra nos sitúa en el encuentro que el neurólogo y psicoanalista, Sigmund Freud (Jorge Suárez), propicia con el escritor, filósofo y profesor en Oxford, Clive S. Lewis (Luis Machín). Motivado por la conversión de Lewis al cristianismo, después de haberse manifestado ateo y debatir sobre el libro “la conversión del peregrino”, del que es autor. La reunión se realiza en la casa de Freud, justo el día que Inglaterra entra en la contienda de la segunda guerra mundial.
Freud se encuentra en el inexorable camino de una muerte natural o asistida por decisión propia. Eso tal vez sea el momento preciso para discutir desde su posición agnóstica, sobre la naturaleza de la fe y la existencia de Dios. El exilio en Londres, la amenaza de bombardeo, y el sufrimiento atroz que le provoca un cáncer de paladar, con treinta operaciones, lo obliga a utilizar una prótesis que lo lástima y agudiza el dolor.
Y estos dos hombres se enfrentan con una verborragia implacable y vehemente en el intercambio de argumentos, con visiones científicas o religiosas sobre el tema, haciendo referencias a grandes pensadores,
matizados con oportunos chistes que suavizan la tensión dramática. Un sillón simbólico da pie a alegorías sobre el psicoanálisis. También aparecen temas como la sexualidad, la muerte y dejan al descubierto intimidades de sus vidas.
El concierto para piano de Rachmaninov, con Freud recostado en el sillón casi a oscuras, tal vez sea la mejor predisposición a un final anunciado y deja abierto el inteligente debate.
Impacta la escenografía con delicados detalles que reproducen el consultorio de Freud en Viena; y la iluminación crea un clima intimista y refuerza los momentos que los une, como cuando el psicoanalista se ve superado por la laceración que le produce la prótesis de su boca.
Impecables actuaciones de los dos protagonistas en una contienda que exige y no da tregua, sorprendente la personificación de Jorge Suárez como Freud, sumado a la precisa marcación de Daniel Veronese.
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