“TODOS ERAN MIS HIJOS”
de Arthur Miller
Dirección: Claudio Tolcachir
Teatro Apolo Corrientes 1372
Elenco: Ana María Pcchio (Kate Keller), Lito Cruz (Joe Keller), Esteban Meloni (Chris Keller), Ann Deever (Vanesa González), George Deever (Federico D´Elia, Dr.Jim Bayliss (Carlos Bermejo), Sue Bayliss (Adriana Ferrer), Frank Lubey (Diego Gentile), Lydia Lubey (Marina Bellati).
Funciones: miércoles y jueves 20:30hs, viernes y sábados 21hs, domingos 20hs.
Esta obra de Arthur Miller se desarrolla en 1947 en el contexto de la posguerra, inscripta dentro del realismo americano, obtuvo el premio de la crítica de Nueva York en 1948 y un rotundo reconocimiento a su autor.
Todos eran mis hijos penetra en el mundo íntimo de la familia Keller, atravesada por las secuelas de la guerra, con un hijo que regresa del frente y otro desaparecido en acción.
El padre Joe se enriqueció fabricando piezas de aviones para el gobierno, su socio Steve Deever en cambio, fue a prisión como consecuencia de una partida fallada.
La madre Kate es la más afectada, no puede sobreponerse a la noticia de la muerte de su hijo Larry, tres años después lo sigue esperando, y no acepta que su antigua novia venga a casarse con otro. Ann la chica en cuestión (hija del socio preso) altera la dolorosa calma cuando llega dispuesta a contraer matrimonio con Chris el hijo que sobrevivió, convencida de lo ocurrido a Larry.
La historia alcanza el nivel más alto de emoción cuando George el otro hijo del socio se presenta en el lugar, tratando de encontrar una explicación a la culpabilidad de su padre, relacionada con la muerte de veintiún pilotos causada por la entrega de material defectuoso.
Esta pieza conmueve por la vigencia, se adapta a cualquier tiempo y lugar, nos habla de egoísmo, ambición desmedida y falta de responsabilidad en nuestras acciones que causan un daño irreparable en los demás y lo que es peor la mentira sostenida para ocultarlo frente a los ojos de nuestros hijos y de la sociedad.
La dirección de Claudio Tolcachir consigue todos los climas, con un suspenso que crece hasta el in crescendo final, con personajes bien definidos en la evolución de esta familia ideal en camino a la destrucción total. Delineados dentro de la escenografía de un amplio y apacible jardín que contrasta con su pulsión interior. MUY BUENA.
Mabel Loschiavo.
Dirección: Claudio Tolcachir
Teatro Apolo Corrientes 1372
Elenco: Ana María Pcchio (Kate Keller), Lito Cruz (Joe Keller), Esteban Meloni (Chris Keller), Ann Deever (Vanesa González), George Deever (Federico D´Elia, Dr.Jim Bayliss (Carlos Bermejo), Sue Bayliss (Adriana Ferrer), Frank Lubey (Diego Gentile), Lydia Lubey (Marina Bellati).
Funciones: miércoles y jueves 20:30hs, viernes y sábados 21hs, domingos 20hs.
Esta obra de Arthur Miller se desarrolla en 1947 en el contexto de la posguerra, inscripta dentro del realismo americano, obtuvo el premio de la crítica de Nueva York en 1948 y un rotundo reconocimiento a su autor.
Todos eran mis hijos penetra en el mundo íntimo de la familia Keller, atravesada por las secuelas de la guerra, con un hijo que regresa del frente y otro desaparecido en acción.
El padre Joe se enriqueció fabricando piezas de aviones para el gobierno, su socio Steve Deever en cambio, fue a prisión como consecuencia de una partida fallada.
La madre Kate es la más afectada, no puede sobreponerse a la noticia de la muerte de su hijo Larry, tres años después lo sigue esperando, y no acepta que su antigua novia venga a casarse con otro. Ann la chica en cuestión (hija del socio preso) altera la dolorosa calma cuando llega dispuesta a contraer matrimonio con Chris el hijo que sobrevivió, convencida de lo ocurrido a Larry.
La historia alcanza el nivel más alto de emoción cuando George el otro hijo del socio se presenta en el lugar, tratando de encontrar una explicación a la culpabilidad de su padre, relacionada con la muerte de veintiún pilotos causada por la entrega de material defectuoso.
Esta pieza conmueve por la vigencia, se adapta a cualquier tiempo y lugar, nos habla de egoísmo, ambición desmedida y falta de responsabilidad en nuestras acciones que causan un daño irreparable en los demás y lo que es peor la mentira sostenida para ocultarlo frente a los ojos de nuestros hijos y de la sociedad.
La dirección de Claudio Tolcachir consigue todos los climas, con un suspenso que crece hasta el in crescendo final, con personajes bien definidos en la evolución de esta familia ideal en camino a la destrucción total. Delineados dentro de la escenografía de un amplio y apacible jardín que contrasta con su pulsión interior. MUY BUENA.
Mabel Loschiavo.
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