EN EL AÑO DEL BICENTENARIO 1810-2010
DESEMPOLVAMOS RECUERDOS
BREVE HISTORIA DE LA AVENIDA DE MAYO
DESEMPOLVAMOS RECUERDOS
BREVE HISTORIA DE LA AVENIDA DE MAYO
Transitando la segunda mitad del siglo XIX Buenos Aires, aún la Gran Aldea, era recorrida -polvareda mediante- por carretones, cascos cansados, bulliciosos vendedores ambulantes, gauchos, compadritos, cajetillas y hombres de la política. Hombres de sólidas convicciones y mirar lejano. Llegado el fin de siglo, una ansiosa Buenos Aires por urbanizarse fijó en Europa la vista y comenzó el proceso de creación de una nueva imagen para la ciudad. Esta transformación toma definitivo impulso, sostenida por el carácter y las ideas de quien fuera el primer Intendente de la ciudad: don Torcuato de Alvear, quien entre una gran diversidad de proyectos urbanos, gestó la idea de trazar la actual Avenida de Mayo. Este hecho instaló gran controversia, sin embargo Torcuato de Alvear continuó con su propósito, ya que la obra era considerada indispensable debido fundamentalmente a 3 razones: facilitaría el tráfico comercial, favorecería las condiciones de higiene y embellecería la capital.
En 1882, Torcuato de Alvear envió una nota al entonces Ministro del Interior Bernardo de Yrigoyen, en la que le solicitaba la puesta en marcha de los estudios científicos preliminares para el desarrollo del que fuese luego el primer boulevard reglamentado de la ciudad.
Una vez firmado en 1883 el proyecto de ley para la creación de la Avenida, comenzaron los debates acerca de la orientación que se planeaba para la arteria que se trazaría entre la Plaza de Mayo y la de Lorea. Se plantea entonces la decisión de ordenar el trazado del boulevard, modelo del parisino, en 30 mts. por el medio de las manzanas para las calles Rivadavia e Hipólito Irigoyen, Bolívar y Entre Ríos. El área se expandiría hacia el oeste provocando así un nuevo conflicto respecto de la expropiación del sector. La Avenida nació al ritmo de la resistencia de aquellos que se negaban a la demolición de sus propiedades. Algunas construcciones tenían solidez de centurias: así el ala izquierda del Cabildo y el edificio contiguo que había ocupado hasta años después del 80 la Jefatura de Policía y luego la Municipalidad. La mayoría de los propietarios de “las trece condenadas” manzanas que iban a expropiarse, pertenecían al patriciado de las familias porteñas, conservadoras de los patrimonios tradicionales. En términos generales las medidas propuestas recordaban las del boulevar de parisino. Fijándose en 30mts. acorde al modelo de la Avenida de la Opera de Paris, destinándose 6,50mts. para las veredas y 17mts. para la calzada. Pequeños plátanos cercados con armazones de hierro adornaban la calzada. Se previó además colocar mingitorios en el subsuelo de la calzada y en su centro; siguiendo el sistema de Londres (funcionaron hasta 1923). En las veredas de algunas esquinas se colocaron pequeños sótanos para los útiles de limpieza. Respecto de la iluminación se decidió el uso de alumbrado a gas y eléctrico. El primero con grandes lámparas sobre columnas de bronce; tal cual el modelo parisino. Se previó además la construcción de refugios de piedra de forma oval provisto de columnas para la luz eléctrica (también estos refugios fueron cuestionados por interrumpir el tránsito y provocar accidentes).
Por expresa decisión de los propietarios de los inmuebles, la Avenida nunca fue recorrida por los tranvías. Esto generó luego la necesidad de la construcción de un tranvía subterráneo, también siguiendo el modelo Metropolitano de Paris. Otro aspecto que despertó polémica fue la del tipo de pavimento, inclinándose luego por el formado por pinotea y granito de Tandil para los cordones. Respecto a los edificios que fueron levantándose, éstos debían obedecer a las normas establecidas y sus planos debían ser aprobados por la oficina de Obras Públicas de la Municipalidad. Por primera vez en la ciudad las construcciones debían tener una altura prefijada. Sin embargo, aún cuando se intentara una línea continua de los balcones, la influencia de la propiedad en manos de los particulares y la actuación de los arquitectos que proyectaron estas obras se manifiesta en una expresión libre que culmina en una multiplicidad de estilos particularmente rica y significativa. Una vez sorteada una serie inaudita y constantemente renovada de problemas, se inauguró la Avenida el 9 de julio de 1894, dando comienzo al acto una procesión de 500 antorchas la noche de 8 de julio. Originariamente la Avenida de Mayo tenía 14 cuadras de extensión. Pero más tarde con la creación de la Plaza del Congreso perdió tres a cambio de la esplendida perspectiva lograda para el mejor lucimiento del Palacio Legislativo, que se construía desde 1897. (www.avenidademayo.com).
LOS TEATROS
Ha tenido la Avenida de Mayo, además de una gran actividad en sus cafés y sus peñas, una intensa vida teatral con la característica que “españolizaba” la tendencia europizante de los porteños de fin de siglo XIX y comienzos del XX.
En 1893 se inauguró el célebre Mayo. Lo estrenó la compañía de Mariano Galé con las obras: El caballo blanco y El enemigo. Durante muchos años fue centro de la zarzuela, ese género inspirado en motivos populares y regionales de España, mezcla de costumbrismo y humor. Otro teatro El Avenida se inauguró en 1908, para el centenario era necesario dotar a la avenida de un teatro de magnitud, a todo lujo. Fue levantado en los terrenos de Juan y Joaquín Corden, por el arquitecto Fernández Poblet y Ortúzar. Se inauguró el 3 de octubre con El castigo sin venganza de Lope de Vega: por él desfilaron además de importantes obras, autores prestigiosos como Jacinto Benavente y Federico García Lorca. También estuvieron importantes figuras: Lola Membrives, Emilio Carreras, Juan Balaguer,
Miguel de Molina, Carmen Amaya, Ängel Pericet, Carmen Sevilla, Lola Flores, Sarita Montiel. El 3 de abril de 1979 se incendió, reinaugurándose el 18 de junio de 1994. (Instituto Histórico de la ciudad de Buenos Aires).
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