El Bizco
Resumen:
La historia transcurre en una habitación de una casa típica de los estratos medios porteños, afuera una tormenta arrecia, dentro una pareja (marido y mujer) de unos cincuenta años se "incomunican". Dentro de la casa también se cierne una tormenta silenciosa pero mucho más destructiva e intensa.
El hombre encuentra un aviso fúnebre que según el supone alude a un amigo al que apodaban "El Bizco" y del cual no ven desde hace tiempo. La monotonía de la pareja entonces se rompe. Así la pareja rompe el silencio aferrándose a ese intento del recuerdo "imaginario" que les permite observar la muerte de un otro quizás para evitar el recuerdo que ellos van camino a ella. Es el otro el que murió, no ellos.
Al poco tiempo llega Esteban, también de cincuenta años, quien llega acompañado de una joven de veinte años, su presencia es motivo de rechazo.
Los diálogos continúan disparatados, absurdos, delirantes por senderos cada vez más complejos y delicados en donde se pasearán verdades y miserias, compromisos y traiciones, anhelos y derrotas. Así rememorarán parte de sus vidas que se les va, como se le ha ido al Bizco.
La joven Laura, que tiene un escueto guión elaborado a partir de frases cortas (aunque estas son las únicas "lúcidas" de la obra) es un personaje vital en donde la historia mantiene un verdadero clivaje para hilar la tesis profunda que se construye por debajo de la historia evidente construida a partir de los diálogos sin sentido del trío.
Una magnífica metáfora creada por Marta Degracia que entre situaciones conflictivas y contradicciones, va construyendo una historia evidente y otra que se lee entre líneas que es más existencial y dramática.
IMPRESIONES sobre la obra.
El Bizco es una obra que por lo menos tiene dos lecturas, la primera, evidente y fácil, nos representa un momento -disparatado, dramático, absurdo- de la vida de una pareja de cincuentones. Leída así la obra tiene un sentido que va a satisfacer a los espectadores por la hilaridad de los diálogos y por la verosimilitud de la historia que construye. El espectador aplaudirá satisfecho, se levantará de la sala y se irá como lo hizo cada vez que vio una obra de su agrado. Pero esa lectura es simple, superficial y banal.
La segunda es aterradora, pues nos remite brutalmente a la muerte, y la vejez como su preludio, y que está rondando las cabezas de aquellas que pensaron verla solo en el otro, en el bizco. Así, en la obra es la muerte que se les acerca la verdadera protagonista. La pareja y el amigo de ella, se aferran a la idea pero poniéndola en cabeza de un otro que quieren o imaginan recordar mientras rechazan a la juventud, representada por Laura, la chica de veinte años que llegó acompañando a Esteban el único del trío que puede tener un poco de alegre juventud. Por eso, por ser la personificación de la juventud, Laura es rechazada una y otra vez mientras que el trío se obsesiona con la muerte. Por eso Laura se va, dejando a esos viejos aferrarse a su vejez.
La obra sin Laura, aún poseería un significado coherente elaborando un divertido y entretenido teatro del absurdo; pero Laura es necesaria para lograr la segunda y profunda lectura: Laura es la juventud, Laura rechazada por el trío simboliza la claudicación de este ante la vejez y la muerte, por eso Laura se va cuando ya ni siquiera los jirones de juventud no se pueden ni ceñir en las frentes del trío que acepta su vejez y su derrota.
La escena final refuerza esta tesis, pues cuando Laura (la joven) ya se fue, Ana pregunta “¿Dónde está la chica?” a lo que responde Alberto (su marido) “¿Qué chica?” dejando a Ana vacilante y confusa sin saber explicarlo, describe a la joven Laura de manera exactamente opuesta a la que corresponde a Laura mientras Esteban, quien trajo a Laura niega que la haya traído diciendo “¿Cómo voy a invitar a tu casa a una tipa que no conozco?
El último gesto de Ana, pone otro punto a favor de esta tesis: Ana mira un plato en donde quemaron una foto, lo mira y sopla desparramando las cenizas por el aire como quien esparce cenizas mortuorias.
La puesta en escena corresponde al drama moderno, con una escenografía, iluminación y sonido realista que ayudan a reforzar la verosimilitud del ambiente representado.
El espacio escénico lo domina una mesa rectangular a cuyo alrededor se concentrará casi toda la acción, el mobiliario accesorio, bien dispuesto y útil cuenta con lo imprescindible para la labor actoral sin desperdicio alguno.
Por el grado de enunciación y el guionado la obra presenta caracteres estilísticos del grotesco porteño y del absurdo, el simbolismo europeo también está presente por el modelo actancial que se trabaja dentro del conjunto marido-mujer-amigo con la joven Laura; el trío rechaza a Laura que está presente (y para la obra es necesario que Laura lo esté) simbolizando el rechazo de la juventud por estas tres personas envejecidas.
Ficha técnica:
“El bizco”
Dramaturgia: Marta Degracia
Dirección: Hugo Mouján
Intérpretes: Paula Lucas, Cristina Miravet, Marcelo Sánchez, Carlos Stasi.
Duración: 70 minutos (aproximadamente)
Teatro: Del Artefacto
Sarandi 760, Capital Federal, Argentina
Teléfonos: 4308-3353
Funciones: Viernes - 20:30 hs
Localidades: numeradas $ 30,00 y $ 25,00 para estudiantes y jubilados
Eduardo Jorge Gil Michelena
Agosto de 2010
Resumen:
La historia transcurre en una habitación de una casa típica de los estratos medios porteños, afuera una tormenta arrecia, dentro una pareja (marido y mujer) de unos cincuenta años se "incomunican". Dentro de la casa también se cierne una tormenta silenciosa pero mucho más destructiva e intensa.
El hombre encuentra un aviso fúnebre que según el supone alude a un amigo al que apodaban "El Bizco" y del cual no ven desde hace tiempo. La monotonía de la pareja entonces se rompe. Así la pareja rompe el silencio aferrándose a ese intento del recuerdo "imaginario" que les permite observar la muerte de un otro quizás para evitar el recuerdo que ellos van camino a ella. Es el otro el que murió, no ellos.
Al poco tiempo llega Esteban, también de cincuenta años, quien llega acompañado de una joven de veinte años, su presencia es motivo de rechazo.
Los diálogos continúan disparatados, absurdos, delirantes por senderos cada vez más complejos y delicados en donde se pasearán verdades y miserias, compromisos y traiciones, anhelos y derrotas. Así rememorarán parte de sus vidas que se les va, como se le ha ido al Bizco.
La joven Laura, que tiene un escueto guión elaborado a partir de frases cortas (aunque estas son las únicas "lúcidas" de la obra) es un personaje vital en donde la historia mantiene un verdadero clivaje para hilar la tesis profunda que se construye por debajo de la historia evidente construida a partir de los diálogos sin sentido del trío.
Una magnífica metáfora creada por Marta Degracia que entre situaciones conflictivas y contradicciones, va construyendo una historia evidente y otra que se lee entre líneas que es más existencial y dramática.
IMPRESIONES sobre la obra.
El Bizco es una obra que por lo menos tiene dos lecturas, la primera, evidente y fácil, nos representa un momento -disparatado, dramático, absurdo- de la vida de una pareja de cincuentones. Leída así la obra tiene un sentido que va a satisfacer a los espectadores por la hilaridad de los diálogos y por la verosimilitud de la historia que construye. El espectador aplaudirá satisfecho, se levantará de la sala y se irá como lo hizo cada vez que vio una obra de su agrado. Pero esa lectura es simple, superficial y banal.
La segunda es aterradora, pues nos remite brutalmente a la muerte, y la vejez como su preludio, y que está rondando las cabezas de aquellas que pensaron verla solo en el otro, en el bizco. Así, en la obra es la muerte que se les acerca la verdadera protagonista. La pareja y el amigo de ella, se aferran a la idea pero poniéndola en cabeza de un otro que quieren o imaginan recordar mientras rechazan a la juventud, representada por Laura, la chica de veinte años que llegó acompañando a Esteban el único del trío que puede tener un poco de alegre juventud. Por eso, por ser la personificación de la juventud, Laura es rechazada una y otra vez mientras que el trío se obsesiona con la muerte. Por eso Laura se va, dejando a esos viejos aferrarse a su vejez.
La obra sin Laura, aún poseería un significado coherente elaborando un divertido y entretenido teatro del absurdo; pero Laura es necesaria para lograr la segunda y profunda lectura: Laura es la juventud, Laura rechazada por el trío simboliza la claudicación de este ante la vejez y la muerte, por eso Laura se va cuando ya ni siquiera los jirones de juventud no se pueden ni ceñir en las frentes del trío que acepta su vejez y su derrota.
La escena final refuerza esta tesis, pues cuando Laura (la joven) ya se fue, Ana pregunta “¿Dónde está la chica?” a lo que responde Alberto (su marido) “¿Qué chica?” dejando a Ana vacilante y confusa sin saber explicarlo, describe a la joven Laura de manera exactamente opuesta a la que corresponde a Laura mientras Esteban, quien trajo a Laura niega que la haya traído diciendo “¿Cómo voy a invitar a tu casa a una tipa que no conozco?
El último gesto de Ana, pone otro punto a favor de esta tesis: Ana mira un plato en donde quemaron una foto, lo mira y sopla desparramando las cenizas por el aire como quien esparce cenizas mortuorias.
La puesta en escena corresponde al drama moderno, con una escenografía, iluminación y sonido realista que ayudan a reforzar la verosimilitud del ambiente representado.
El espacio escénico lo domina una mesa rectangular a cuyo alrededor se concentrará casi toda la acción, el mobiliario accesorio, bien dispuesto y útil cuenta con lo imprescindible para la labor actoral sin desperdicio alguno.
Por el grado de enunciación y el guionado la obra presenta caracteres estilísticos del grotesco porteño y del absurdo, el simbolismo europeo también está presente por el modelo actancial que se trabaja dentro del conjunto marido-mujer-amigo con la joven Laura; el trío rechaza a Laura que está presente (y para la obra es necesario que Laura lo esté) simbolizando el rechazo de la juventud por estas tres personas envejecidas.
Ficha técnica:
“El bizco”
Dramaturgia: Marta Degracia
Dirección: Hugo Mouján
Intérpretes: Paula Lucas, Cristina Miravet, Marcelo Sánchez, Carlos Stasi.
Duración: 70 minutos (aproximadamente)
Teatro: Del Artefacto
Sarandi 760, Capital Federal, Argentina
Teléfonos: 4308-3353
Funciones: Viernes - 20:30 hs
Localidades: numeradas $ 30,00 y $ 25,00 para estudiantes y jubilados
Eduardo Jorge Gil Michelena
Agosto de 2010
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