DIJERON DE MÍ
unipersonal con libro de Virginia Innocenti.
Piano y arreglos musicales Diego Vila
Dirección general Luciano Suardi.
Teatro Maipo Esmeralda 443
Funciones: jueves a sábados a las 21 h, domingos 20 h.
CUATRO ÚNICAS SEMANAS
La inconfundible y personal voz en off de Tita Merello abre el espectáculo, y como para borrar la tristeza de esos momentos finales alguien la va a homenajear y recordar.
Es que la historia comienza en los instantes previos a su muerte, imaginando que Laura Ana Merello hace un repaso de su vida.
La Innocenti se deja llevar por la fuerza de las palabras de distintos tangos, letras que marcaron la autobiografía tanguera de una mujer que a causa de los reiterados abandonos, se inventó una coraza.
Aparecen alternadamente dos Titas la que insiste en “yo la conocí” y la verdadera, que recuerdan: la infancia, los comienzos de una adolescente mostrando el cuerpo en un cabaret para poder comer, el temor a la gente, la soledad de a dos con corbata su perro.
Su fama de mal hablada y algunas anécdotas que la pintan de cuerpo entero y ponen la cuota de humor, como el famoso latiguillo ¿chicas, se hicieron el papanicolau?, que usaba en cuanta oportunidad tenía.
Todo conectado con tangos que van marcando etapas, entre ellos: Niebla del Riachuelo, Dónde hay un mango, Pipistrela, Arrabalera, hasta llegar a “Llamarada” momento cumbre en la evocación de la pérdida de quién fue su gran amor.
Virginia Innocenti con su fuerza interpretativa y personal estilo, evoca y nos acerca
retazos de las muchas mujeres que habitaron en “la Merello”..
Con una escenografía mínima que entona con la intimidad del relato, bellísimas fotografías tomadas por Annemarie Heinrich a Tita, que resaltan la expresividad de un rostro y sus piernas tan comentadas, así como la fraterna empatía entre Virginia y el gran maestro Diego Vilas en el piano. MUY BUENA.
Piano y arreglos musicales Diego Vila
Dirección general Luciano Suardi.
Teatro Maipo Esmeralda 443
Funciones: jueves a sábados a las 21 h, domingos 20 h.
CUATRO ÚNICAS SEMANAS
La inconfundible y personal voz en off de Tita Merello abre el espectáculo, y como para borrar la tristeza de esos momentos finales alguien la va a homenajear y recordar.
Es que la historia comienza en los instantes previos a su muerte, imaginando que Laura Ana Merello hace un repaso de su vida.
La Innocenti se deja llevar por la fuerza de las palabras de distintos tangos, letras que marcaron la autobiografía tanguera de una mujer que a causa de los reiterados abandonos, se inventó una coraza.
Aparecen alternadamente dos Titas la que insiste en “yo la conocí” y la verdadera, que recuerdan: la infancia, los comienzos de una adolescente mostrando el cuerpo en un cabaret para poder comer, el temor a la gente, la soledad de a dos con corbata su perro.
Su fama de mal hablada y algunas anécdotas que la pintan de cuerpo entero y ponen la cuota de humor, como el famoso latiguillo ¿chicas, se hicieron el papanicolau?, que usaba en cuanta oportunidad tenía.
Todo conectado con tangos que van marcando etapas, entre ellos: Niebla del Riachuelo, Dónde hay un mango, Pipistrela, Arrabalera, hasta llegar a “Llamarada” momento cumbre en la evocación de la pérdida de quién fue su gran amor.
Virginia Innocenti con su fuerza interpretativa y personal estilo, evoca y nos acerca
retazos de las muchas mujeres que habitaron en “la Merello”..
Con una escenografía mínima que entona con la intimidad del relato, bellísimas fotografías tomadas por Annemarie Heinrich a Tita, que resaltan la expresividad de un rostro y sus piernas tan comentadas, así como la fraterna empatía entre Virginia y el gran maestro Diego Vilas en el piano. MUY BUENA.
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