GOLPE DE AIRE,
dramaturgia Marcelo Miníno.
Teatro Sarmiento Av. Sarmiento 2715
Elenco: Andrés D’Adamo (Franco) Silvia Oleksikiw (cielo) y Raquel Sokolowicz (Clara), Lautaro Delgado (el que busca las palabras).
Iluminación: Eli Sirlin
Vestuario y asistencia técnica: Carolina Más
Escenografía: René Diviú
Funciones: Jueves a domingos 21 h.
Los protagonistas están hoy en una casa en la playa, en Mar Chiquita, pero sus vidas quedaron suspendidas en episodios ocurridos en 2001.
Uno de ellos, el escritor, el que busca palabras (Lautaro Delgado), tal vez esas que den sentido a lo que vino después, ese verbo que le permita reconstruir su historia.
Él no está solo: lo acompañan su mujer, con la que atraviesa una crisis; y su cuñado, un guardavidas. Hay un niño ausente y se menciona un perro. Pegado a este lugar vive la vecina, que siempre obliga a abrir y cerrar la puerta y altera el ritmo de esos borradores que se escriben una y otra vez.
El escritor no puede evitar verse reflejado en el tiempo. Los que lo acompañan intentan recrear junto a las viejas, nuevas situaciones de sus vidas.
Todo en una mezcla de realidad y ficción, que invita a la platea a elaborar con ellos sus propios dolores, que lo que digan resuene y se constituya con un soplo de aliento.
Con un proceso similar al de Lote 77, un trabajo donde el texto final es el resultado de la creación conjunta que fusiona el pulso y la mirada de los actores.
Suman la escenografía e iluminación, que nos introducen en una nueva realidad que por momentos se siente abstracta y solo se materializa en las palabras, y las impecables actuaciones.
dramaturgia Marcelo Miníno.
Teatro Sarmiento Av. Sarmiento 2715
Elenco: Andrés D’Adamo (Franco) Silvia Oleksikiw (cielo) y Raquel Sokolowicz (Clara), Lautaro Delgado (el que busca las palabras).
Iluminación: Eli Sirlin
Vestuario y asistencia técnica: Carolina Más
Escenografía: René Diviú
Funciones: Jueves a domingos 21 h.
Los protagonistas están hoy en una casa en la playa, en Mar Chiquita, pero sus vidas quedaron suspendidas en episodios ocurridos en 2001.
Uno de ellos, el escritor, el que busca palabras (Lautaro Delgado), tal vez esas que den sentido a lo que vino después, ese verbo que le permita reconstruir su historia.
Él no está solo: lo acompañan su mujer, con la que atraviesa una crisis; y su cuñado, un guardavidas. Hay un niño ausente y se menciona un perro. Pegado a este lugar vive la vecina, que siempre obliga a abrir y cerrar la puerta y altera el ritmo de esos borradores que se escriben una y otra vez.
El escritor no puede evitar verse reflejado en el tiempo. Los que lo acompañan intentan recrear junto a las viejas, nuevas situaciones de sus vidas.
Todo en una mezcla de realidad y ficción, que invita a la platea a elaborar con ellos sus propios dolores, que lo que digan resuene y se constituya con un soplo de aliento.
Con un proceso similar al de Lote 77, un trabajo donde el texto final es el resultado de la creación conjunta que fusiona el pulso y la mirada de los actores.
Suman la escenografía e iluminación, que nos introducen en una nueva realidad que por momentos se siente abstracta y solo se materializa en las palabras, y las impecables actuaciones.
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